jueves, 18 de marzo de 2010

TELEVISIÓN E INTERNET (IV)

¿GOOGLE ESTÁ ESTUPIDIZANDO A LOS SERES HUMANOS?

¿Está Google estupidizándonos? Así empieza un largo y estremecedor artículo de Nicholas Carr, editor del Harvard Business Review, quien en los últimos años ha tenido la incómoda sensación de que alguien, o algo, juguetea con su cerebro. Y es que la generación de hoy ha perdido la pasión por la investigación; por ejemplo, en nuestro país la Bibiblioteca Nacional suele estar vacía.

PÉRDIDA DE CAPACIDADES
"La red ha sido una bendición para mí como escritor. Puedo hacer en minutos la investigación que en un tiempo requería días. Unas pocas búsquedas en Google, algunos 'clics' rápidos de hiperenlaces y obtengo el dato revelador o la cita precisa que andaba buscando. Pero la ayuda tiene un precio", dice Carr, quien reconoce que está perdiendo capacidad de concentración y contemplación, pues su mente ahora espera captar la información del modo en que la red lo distribuye: en una corriente de partículas en rápido movimiento.

Carr asegura que no es el único en preguntarse sobre Google. "Cuando les menciono mis problemas con la lectura a amigos y conocidos muchos dicen estar experimentando algo similar. Mientras más usan la red, más tienen que luchar para concentrarse en escritos largos", dice Carr, quien cuenta que Scoutt Karp, autor de un blog sobre medios de difusión en línea, confesó que ha dejado de leer libros.
Se espera que realicen experimentos neurológicos a largo plazo que den una imagen definitiva de la forma en que el uso de internet afecta la cognición.


CAMBIO DE PENSAIENTO
Un estudio sobre los hábitos de investigación en línea, realizado por académicos del University College de Londres, indica que estamos en medio de cambio radical en la forma en que leemos y en lo que pensamos.
"No solo somos lo que leemos. Somos como leemos", dice Maryane Wolf, piscóloga de la Universidad de Tufts, quien asegura que el estilo de lectura que promueve Google coloca la "eficiencia" y la "inmediatez" por encima de todo lo demás.
"Así se debilita nuestra capacidad para el tipo de lectura profunda que emergió cuando la prensa impresa impulsó las largas y complejas obras de prossa", expresa Wolf.


Tomado de La República (Lima-Perú), 13.07.08.

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