La independencia fue el resultado de varias rebeliones y sublevaciones que culminaron con las corrientes libertadoras. Pero hay una gran diferencia entre estas corrientes y las sublevaciones indígenas, que tienen su mayor expresión en el movimiento de Túpac Amaru. Las corrientes libertadoras surgieron fuera del país, en Caracas y Buenos Aires, y representaban –mayoritariamente– los intereses de la burguesía de dichas ciudades y de la incipiente burguesía peruana. El movimiento de Túpac Amaru, en cambio, fue gestado dentro del país y estuvo conformado por indios, negros y criollos y –aunque no desde un inicio– exigía las reivindicaciones de la gran mayoría de peruanos. Por ello, algunos historiadores consideran que este movimiento es parte de una lucha que aún no culmina. Como vemos, la verdadera independencia de una nación debe ser obra de sus propios habitantes.
Les presentamos a continuación las perspectivas de algunos investigadores sobre la independencia de nuestro país, el Perú, para poder identificar la importancia de esta.
“El 28 de julio de 1821 el general argentino José de San Martín al proclamar la ruptura formal de los lazos políticos que subordinaron colonialmente al Perú respecto a España, dio paso a la organización política de este espacio como República e inició un proceso que tendrá un enlace dramático en 1879. Su decisión, confirmada por las armas de Bolívar en 1824, fue el resultado de un largo y errático proceso y si ella pudo finalmente imponerse fue como resultado de la convicción de que la destrucción del ejército imperial en el Perú era un requisito necesario para garantizar la libertad de Hispanoamérica”.
Bonilla, Heraclio (1981). “El Perú entre la independencia y la guerra con Chile”. En Historia del Perú. Tomo VI. Lima: Mejía Baca.
“La Revolución de la Independencia no constituyó, como se sabe, un movimiento indígena. La promovieron y usufructuaron los criollos y aun los españoles de las colonias. Pero aprovechó el apoyo de la masa indígena. Y, además, algunos indios ilustrados como Pumacahua, tuvieron en su gestación parte importante. El programa liberal de la Revolución comprendía lógicamente la redención del indio, consecuencia automática de la aplicación de sus postulados igualitarios. Y, así, entre los primeros actos de la República, se contaron varias leyes y decretos favorables a los indios. Se ordenó el reparto de tierras, la abolición de los trabajos gratuitos, etc.; pero no representando la revolución en el Perú el advenimiento de una nueva clase dirigente, todas estas disposiciones quedaron sólo escritas, faltas de gobernantes capaces de actuarlas. La aristocracia latifundista de la Colonia, dueña del poder, conservó intactos sus derechos feudales sobre la tierra y, por consiguiente, sobre el indio. Todas las disposiciones aparentemente enderezadas a protegerla, no han podido nada contra la feudalidad subsistente hasta hoy”.
Mariátegui, José Carlos (1980). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Amauta.
“…el proceso de la independencia traduce el comportamiento de una minoría profundamente débil y que disfrazó el mantenimiento de sus viejos privilegios bajo el nuevo manto liberal. Clase dominante, pero no hegemónica, cuya vulnerabilidad permitió el ascenso y la consolidación de un cuerpo de militares en el ejercicio de un poder precario. Desde sus inicios, por consiguiente, el sistema político que se esbozaba traducía los intereses de esta pequeña minoría, sin tener al mismo tiempo la fuerza suficiente como para articular nacionalmente detrás suyo al conjunto de la población peruana”.
Bonilla, Heraclio (1981). “El Perú entre la independencia y la guerra con Chile”. En Historia del Perú. Tomo VI. Lima: Mejía Baca.
“La independencia, para algunos estudiosos, fue un proceso determinado íntegramente por intereses extrarregionales, que terminaron imponiéndola a los pasivos peruanos. Para otros, es una epopeya de los patriotas peruanos, movilizados al unísono en su búsqueda. En realidad, en este proceso los distintos sectores sociales tuvieron comportamientos muy diferenciados, como lo muestra la posición polar entre la opción realista de la burguesía mercantil limeña, agrupada en el Tribunal del Consulado, y el masivo concurso de los indígenas organizados en guerrillas y montoneras en la sierra central (donde, por cierto, la Independencia constituyó una radical ruptura, en el terreno de la economía, con relación a la dinámica colonial). Aunque aparentemente en el sur andino las continuidades fueron mayores, hay terrenos muy importantes donde la situación varió radicalmente, como sucedió, por ejemplo, con las estructuras de poder al interior de la sociedad indígena”.
Manrique, Nelson (2004). “Sociedad”. En Enciclopedia Temática del Perú. Tomo VIII. Lima: El Comercio.
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