martes, 30 de junio de 2009

"ASÍ PREPARO UNA ENTREVISTA"

César Hildebrandt es uno de los mejores periodistas del Perú. Si bien no es periodista de escuela, supo -y sabe- desempeñarse muy bien en la profesión. Sus colegas, incluso mayores que él, muestran por él una gran deferencia. Hace unos meses volvió a publicar su libro Cambio de palabras, donde reúne varias de sus entrevistas realizadas a conocidos personajes del Perú y Latinoamérica. Entre ellos se encuentran el ex presidente peruano Juan Velasco Alvarado, los escritores argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, y muchos otros. El epílogo del libro se titula “Así preparo una entrevista”, donde nos presenta interesantes puntos de vista sobre el periodismo. Les presentamos algunas citas de este texto.

“Tengo la firme convicción de que el periodismo básicamente es producto de un talento que debe cultivarse, orientarse, nutrirse de información y teoría, porque es un oficio emparentado con el arte”.


“El periodismo es un instinto, una percepción anormal de las cosas, un olfato animal para la anticipación. Y por supuesto, una pasión, una pasión que lo esclaviza, que lo seduce y se convierte, en un momento, en lo más importante de la vida. Incluso lo induce a uno a achicar su vida familiar, su privacidad. Estimo, por lo tanto, que el periodismo jamás pueda ser tomado como un trabajo con horario. Nunca lo acepté así. Pues en él hay algo de fanático, místico, laico”.


“Creo que lo moral se debe frasear siempre en términos sencillos, en premisas absolutamente accesibles a cualquiera. Creo, por ejemplo, que si hubiera un mosaico, una especie de decálogo en el periodismo, el primer deber debe ser: No mentir. Es un valor indiscutible del periodismo que debe tocarse con mucho rigor”.


“No hay periodismo que valga la pena sin ética social de paso. No hay éxito que merezca vivirse si no hay compromiso con la gente que sufre. Si el periodista es un ser neutro, equidistante de todo, prescindente del sufrimiento de los demás, es simplemente un talento alquilado, parte de una máquina inhumana. Es, para decirlo de una vez y con toda su crudeza, un miserable”.


“El buen periodismo respeta el hecho y lo interpreta. Esa es la definición cabal para mí de lo que es un periodismo de verdad”.


“…sentir miedo es importante para un periodista, pues al final de cuentas nos acerca al lado, no quiero decir heroico, pero si aventurero, arriesgado, vehemente del periodismo. No se puede hacer periodismo sin una chispa de locura, sin una chispa de audacia. Lo demás puede ser editorialismo, propaganda, talento pero no concibo un periodista que no haya cruzado la barrera del pánico”.


“Les revelo que para preparar una entrevista lo primero que hago es reunir (el dossier) lo que yo llamo “el expediente del personaje”. A veces casi el “prontuario”. Una vez reúno esto –en el que me ayuda alguna gente, pues no es solo de mi archivo personal que yo extraigo “este tipo de memoria del entrevistado”-, empiezo a leerla. La lectura generalmente me suscita las preguntas.
”Inmediatamente hago un listado de posibles preguntas, de posibles temas a tocar […] Luego releo y observo qué temas importantes he omitido. Entonces los agrego al listado.
”Ahora, cuando hay zonas más o menos oscuras en el pasado del personaje que yo preciso revelar, recurro no sólo a recortes periodísticos sino que acudo a fuentes vivas: personas vinculadas al tema, contradictores. Yo muchas veces llamo, por ejemplo, al “enemigo número uno” del personaje y le planteo: ¿Qué pregunta le harías tú? Este recurso es técnicamente legítimo para una entrevista política o polémica.
”Ese es un género más o menos previsible para mí. Pero también hago entrevistas “no encarnizadas”, las que yo llamo “cómplices”. Entonces el tratamiento es distinto. Aquí ya no hay pasado que auscultar ni preguntas incómodas que imaginar, sino más bien buscar el “tono” de la entrevista. Yo siempre hablo del parentesco que existe entre la entrevista y la música. Esto parecerá un poco tonto, pero yo me lo explico así”.

“Creo que el entrevistador no es sino un buscador de secretos, una especie de cazador furtivo de confesiones difíciles. Pero no solamente se requiere de una batería de preguntas más o menos inteligentes, sino un grado de comunicación física que pueda producir lo que para mí es casi un género literario: el diálogo. El espectáculo de la conversación.
”En la intersección del entrevistador y entrevistado surge una “tercera persona”, que no es la suma de ambos sino otra cosa. Es importante que los estudiantes de Periodismo comprendan esto: que si no consiguen el “tono” adecuado, el resultado será malo siempre. Hay que concebir un tono, un clima para poder llegar a la confesión, combinando severidad con complicidad, acoso con relajamiento.
”Una entrevista tiene como el pentagrama tesituras distintas: violencia, ansiedad, acoso, pero también remansos, tonos muy cálidos, conversacionales. Estos resultan los puentes entre acoso y acoso. Por eso es importante administrar el tiempo a emplear. Si uno se dedica exclusivamente al acoso se genera exceso de defensa en e entrevistado, se distancia de él. Y eso es malo”.


“El periodismo, para mí, es una especie de sucursal menor, pero sucursal del humanismo. No admito ni concibo un periodista que no tenga un sistemático apetito cultural, una cierta voracidad por la cultura. Tampoco un periodista que no ame el buen teatro, el buen cine, que no lea de vez en cuando una bella novela, que no tenga cierto contacto con la poesía. Pienso que eso es fundamental”.


“La fotografía también es un arte, fundamentalmente un arte. Los fotógrafos no son notarios de la realidad, sino recreadores casi fundadores de la realidad”.


“No hay periodismo inculto. Es decir, no hay periodismo perdurable con instinto de posteridad que no sea culto. Y culto no significa ser pedante, académico, culterano. Lo popular es culto. Fatalmente hemos visto cómo durante los últimos años en el país cultura y periodismo se han convertido en enemigos, muchas veces en entidades irreconciliables. De ahí viene el empobrecimiento de los diarios, la falta de un debate auténtico ideológico. Porque aquí se confunde el debate ideológico con el insulto sectario, con el lío entre capillas. Esto da por resultado los problemas de formato del periodismo. La miseria fotográfica que habita nuestra prensa lo dice muy claramente”.


“No hay una visión estética del periodismo siendo este sustancialmente un arte. Eso es lo que los industriales de la prensa no quieren entender. Y por eso fatalmente muchos estudiantes de Periodismo envenenados por esa prédica empobrecedora de sus escuelas tampoco lo entienden. Sin embargo, mi esperanza está en los jóvenes, porque los jóvenes son mucho más susceptibles de cambiar que aquellos que han hecho del periodismo una mera industria, simplemente un gran negocio.
”El compromiso con la belleza formal es tan importante en el periodismo como el compromiso con la verdad. Una verdad bien escrita, bien ilustrada, bien diagramada tiene un valor especial agregado indiscutiblemente”.


“Cultura, verdad, belleza son, pues, los tres grandes pilares de cualquier buen periodista”.


Hildebrandt, César. “Así preparo una entrevista”. En Cambio de palabras.

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