jueves, 5 de febrero de 2009

EL POETA JOVEN DEL PERÚ (I)

El año pasado se cumplieron 45 años del fallecimiento de Javier Heraud, el poeta más admirado de la Generación del 60. Su familia decidió trasladar sus restos del cementerio "Los Pioneros", en Puerto Maldonado, a Los Jardines de la Paz, en Lima.

Heraud fue el mayor símbolo de la Generación del 60; lamentablemente, su excelente proyecto fue brutalmente destruido un 15 de marzo de 1963, en medio del río Madre de Dios, por policías que le dispararon hasta con balas de cacería de fieras. En la carta que don Jorge Heraud envió a Pedro Beltrán, director de La Prensa, dice: "Cuando inerme, en una canoa de tronco de árbol, desnudo y sin armas en medio del río Madre de Dios, a la deriva, sin remos, mi hijo pudo ser detenido sin necesidad de disparar, más aún, por cuanto, su compañero había enarbolado un trapo blanco. No obstante eso, la policía y los civiles a quienes azuzó, le dispararon sobre seguro, desde lo alto del río durante hora y media, incluso con balas de cacería de fieras".

Marco Martos escribió en la revista CARETAS el año pasado: "...para muchos Javier Heraud es anacronismo, 45 años después de su muerte trágica en la selva peruana. En una época en la que lo que más escasea son los ideales, su aventura política es incomprensible para muchos, o peor, desconocida, ignorada. Quienes lo conocimos y tratamos no cesamos de recordarlo con verdadero afecto.
"Javier Heraud era el poeta más prometedor en 1960, 1961, cuando sorprendió con dos pequeños libros, "El río" y "El viaje", que le valieron premios literarios y la estimación de los conocedores: Luis Jaime Cisneros, Wáshington Delgado, José Miguel Oviedo, que escribieron sobre sus excepcionales condiciones. Obviamente nunca sabremos lo que era capaz de dar; pero lo adivinamos en el mundo de la ucronías: estaba destinado a ser del grupo de los mejores. Lo poco que escribió lo señala como un elegido de los dioses".

Y concluye su artículo con unas "intuiciones relampagueantes" del joven poeta:"Me comía las emociones del mundo,/ los sentimientos de los libros/ que los "prácticos querían devorar"./ Me comía a los niños. Pues ya sabía/ que aprendían cosas inútiles/ y a quienes los maestros querían devorar./ Me comía a mí mismo. Sí. A mí mismo./ Pues intuía que me querían devorar".

El día 3 de mayo del 2008, César Hildebrandt escribió un artículo titulado "Javier Heraud desenterrrado", en el cual detalla: "Lo que se sabe es que el 15 de mayo de 1963 Javier Heraud está huyendo de un destacamento policial que ha dado con su paradero de guerrillero perdido en medio de la selva. Heraud y Alain Elías, que sobreviviría milagrosamente, van corriente abajo por el río Madre de Dios cuando los policías los avistan. Los primeros testigos –los que valen– dijeron que, viéndose perdidos, uno de ellos mostró y agitó algo blanco en señal de rendición. Pero ya en 1963 era difícil rendirse en el Perú. Los policías dispararon sus FAL calibre 7.62. Al cadáver de Heraud le contaron, para el protocolo de la morgue, 29 impactos. “El río” se había ensangrentado para siempre. El poeta caudaloso y el guerrillero estupefacto desaparecieron. Y la consigna de la Caverna peruana –o sea la derecha analfa que lee sus periódicos y sigue siendo analfa– ha sido silenciar a Heraud, prohibir su entrada a los parnasos a los que él jamás hubiese querido entrar".

Por su parte, Tomás Escajadillo escribió en el diario LA PRIMERA: "Arturo (Corcuera) y yo habíamos formado `La Casa de la Poesía´, en la poética Bajada de Baños de Barranco, porque había recitales, presentación de libros, y etcéteras culturales (además de actividades de distinta índole). Todos los de la Generación del 50 concurrían. Alguna vez Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Gonzalo Rojas, y tanto más.
"Javier me escribió a mí (y también Arturo), que de regreso de Cuba quería ser el tercero de la `Casa de la Poesía´.
" `Codirector de la Casa´. El destino no lo quiso, pero la poesía de Javier nunca morirá".


A continuación, una pequeña muestra de su grandioso trabajo.

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