jueves, 14 de febrero de 2013
VIDAS DE PERROS (IV)
La amistad entre un ser humano y un perro retratada en un poema.
Elegía a
Sheytan
Sheytan, ese era el nombre de mi perro
Pero era
no tiene relación con su nombre
A su nombre no le ha ocurrido nada
El no se parecía a su nombre
Los satanes son tiranos
Los tiranos son mentirosos y astutos
Pero nunca inteligentes
Mi perro era inteligente.
Si se ha muerto es un poco por mi culpa
No he sabido cuidarlo
Si no sabes cuidarlo
no te dediques ni a plantar un árbol
Porque es una gran pena para el hombre
que el árbol se le seque entre las manos.
Me dirás que es preciso echarse al agua
para saber nadar
Es
cierto
Mas si llegas a ahogarte
tan
sólo tú te ahogas.
Desde hace varios días, apenas me levanto
atisbo cualquier ruido
Mas nadie viene a rasguñar mi puerta
Tengo
deseos de llorar
Y vergüenza por no poder llorar.
El era como el hombre
La mayoría de animales son como el hombre
porque ellos tienen la bondad del hombre
El inclinaba la cerviz espesa
ante
la amistad
Su libertad estaba
en sus colmillos, en sus
patas
Su cortesía
en
su cola peluda.
A veces teníamos ganas de encontrarnos
El me hablaba de temas muy profundos
Del hambre, del amor, la saciedad
Pero jamás sintió
nostalgias de la tierra, de la patria
Ese
es asunto mío.
Llevaron al poeta al paraíso
Gritó: ¡ay, mi país!
Murió
como suelen morir
el hombre, el animal, la planta,
en el lecho, en la tierra, en el aire, en
el agua
Repentinamente
esperando
en
su sueño
Como se muere en este mundo
Como tendré que morir
Como
tendremos que morir.
Hoy hay 38 grados a la sombra
Miro por el balcón hacia los bosques
Los pinos se enderezan
muy
delgados, muy altos y muy rojos
Azul acero el cielo
Los hombres transpiran
Van a bañarse al lago
En la orilla abandonan el peso de sus
cuerpos
(1956)
Tomado de Hikmet, Nazim (1970). Poesía selecta.
Lima: Ediciones
Populares Ultra.
Etiquetas:
Animales,
Mascotas,
Nazim Hikmet,
Perros
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