lunes, 26 de octubre de 2009

HOMENAJE A GRAU (III)

La Guerra del Pacífico fue un hecho que interesó a todo el mundo. Desde todas partes, los diarios enviaban corresponsales para mantenerse al tanto de lo que acontecía en esta guerra. Numerosos estudiosos se dedicaban a analizar la situación. Los historiadores recopilaban información para, posteriormente, analizarla, estudiarla y publicarla. Muchos tomaban partido por uno u otro implicado en el conflicto, y otros pocos se mantenían neutrales. Pero luego del combate de Angamos, en el que se dio el hundimiento del Huáscar y fallecimiento de Miguel Grau, la gran mayoría reconoció la heroicidad y valentía de Grau. Y no sólo eso, sino que también valoraron su humildad y su conducta frente al enemigo, ya que no guardaba rencor alguno a las fuerzas chilenas. Diversos diarios de América le ofrecieron un homenaje póstumo, por las cualidades mencionadas, por haber resistido tanto tiempo y con tan pocas fuerzas materiales. Muy pocas veces los personajes, como individual, logran lo que Grau logró: dirigir a un grupo de gente y llevarlo al triunfo, aprovechando sus destrezas y habilidades. En esta tercera parte del homenaje a Miguel Grau, les presentamos un texto en el que se ve, como dice el título del mismo, la dimensión internacional del almirante peruano.


DIMENSIÓN INTERNACIONAL DE GRAU

Para ubicar la repercusión y la trascendencia de Grau en su época, recordemos primeramente un hecho clave: desde que el presidente Pardo sostuviera ilusamente que nuestros blindados eran Bolivia y Argentina, quedó sellada la superioridad naval que tendría Chile en la Guerra del Pacífico, acentuada con la pérdida de la “Independencia”. Fue desde entonces una lucha del “Huáscar” de Grau contra toda la escuadra chilena, que se prolongó heroicamente por largos meses, desde mayo hasta la inmolación de Angamos, en octubre de 1879.

En los propios diarios de la época se reconoce inmediatamente el valor y la capacidad de Grau. Comencemos precisamente por los enemigos del Perú en esa guerra. En mayo de ese año el Times de Londres había escrito terminantemente: “En cuanto a las razones de la guerra, no hace mucho dijimos que estaban de parte de Chile y que los extranjeros neutrales deben concederle sus simpatías”. Ese mismo diario, dos días después del combate de Angamos, afirmaba: “El ‘Huáscar’ es un buque histórico” y agregaba: “Ha figurado en todos los combates navales en el curso de la guerra: ha bombardeado las poblaciones de los chilenos (sólo las fortificadas), perseguido y capturado los buques transportes, y ha sido por varios meses terror de la costa chilena. Al mando de un hábil y valiente oficial y tripulado por hombres excelentes, el ‘Huáscar’ ha sido siempre un formidable”.
Por otro lado, el Herald de Nueva York escribe: “No se necesita haber estado del lado del Perú, en la desgraciada guerra de Sudamérica, para lamentar que el gallardo ‘Huáscar’ haya sido capturado por los chilenos”.
Por supuesto, los diarios argentinos también elogiaban al Almirante. En La Tribuna de Buenos Aires leemos: “Grau murió, pero no ha muerto en la memoria de los argentinos”. Y agregaba: “El pueblo argentino, que ha seguido con la simpatía más entusiasta los hechos gloriosos de Grau, quiere dedicar a su memoria el postrer tributo”…En La República de la misma ciudad se burlan de los chilenos: “La prensa de la república de Chile se deshace en loas y alabanzas a sus valientes marinos. El jefe de la escuadra chilena es un Nelson (…) ¡Toda la escuadra chilena, compuesta de ocho buques, batió al ‘Huáscar’, que era un pequeño monitor en comparación de cualquiera de los acorazados chilenos!”.

Podríamos seguir citando más diarios, pero ahora quiero citar más bien libros que se refieren al Gran Almirante. Por ejemplo, en el importante libro del marino norteamericano Theodorus Mason, Guerra en el Pacífico Sur, leemos: “Los restos del almirante Grau fueron sepultados en Santiago con todos los honores militares y en toda Sudamérica se celebraron misas por el descanso de su alma (…). Su carrera había sido brillante. Su conducta lo había hecho ser apreciado por amigos, enemigos y neutrales”. Y Mason concluye: “El almirante Grau, en cualquier marina, hubiera hecho honor al título de caballero y hubiera sido orgullo de la profesión naval”.

Sobre las épicas hazañas del ‘Huáscar’, el historiador venezolano Jacinto López escribió en su Historia de la guerra del guano y del salitre, “frases que han quedado esculpidas en la memoria peruana y que no pueden dejar de reproducirse”, según decía Raúl Porras. Ellas son:
“Mientras este solo buque peruano, el ‘Huáscar’, subsistiese, mientras el ‘Huáscar’ estuviera en el mar, mientras Grau estuviera en el ‘Huáscar’, Chile no desembarcaría un solo soldado en territorio peruano, y las hordas de la conquista se pudrirían en Valparaíso y Antofagasta, en la larga espera del desenlace de la guerra del ‘Huáscar’ contra toda la escuadra chilena. Este es un hecho sin precedente en la historia de las guerras navales del mundo entero. El ‘Huáscar’ prestó al Perú servicios incomparables. Él solo hizo la guerra naval. Él solo protegió al Perú contra la invasión. Él solo hizo la obra de una escuadra. Este es el interés y la lección de esta historia. Esta una epopeya como la de la Independencia. Este es el pedestal de Grau y la gloria del Perú. Este es el milagro de la guerra naval en la Guerra del Pacífico”.


Fernando Lecaros (historiador peruano). Tomado
de Calendario Cívico Escolar (Sucinto).
Lima: Comité Ejecutivo Sute XII Sector.

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